Paseamos por las
orillas cuajadas de piedra pómez del precioso lago. En los árboles y arbustos
cercanos hay una enorme cantidad de nidos y se observan aves de llamativos
colores. El lugar, prácticamente para nosotros, es idílico, aunque unos
nubarrones oscuros se ciernen a lo lejos sobre la tarde; son amenazadores pero
plenos de belleza. Así que, siguiendo la línea del agua, seguimos disfrutando
de la tarde, pero llega un momento en que un guarda, cubierto hasta las
pestañas a pesar de lo agradable de la tarde, se empeña en impedirnos el paso
más allá de los límites de la propiedad del
lodge. Lo curioso es que es el guarda del recinto. Tras algunas discusiones
con Sandra, y Jared como traductor, nos permite continuar.
En este modesto rinconcito que ahora inicia su primera incursión pretendo ir dejando algunas vivencias producto del encuentro con algunos espacios que he recorrido. Esos espacios, la mayoría de las veces compartidos, los he ido transitando a través de dos mundos que para mí se complementan, el viaje y la literatura. Ambos, cuando se entrecruzan, configuran esos territorios que invitan al descubrimiento o, al menos, a la exploración.
martes, 20 de agosto de 2019
LAGO LANGANO, FE, HISTORIA Y MITOS
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